La ruptura climática es una amenaza mayor que China y Rusia por Anatol Lieven
La descomposición del clima en general avanza visiblemente más rápido de lo que preveían la mayoría de los modelos, y algunas de sus peores consecuencias probables ya son evidentes. Julio marcó el decimocuarto mes consecutivo de temperaturas mundiales récord. Las temperaturas del Ártico y la Antártida están aumentando mucho más rápido que las globales, lo que aumenta el riesgo de un punto de inexión desastroso. En el sur de Asia, si las temperaturas récord de este verano se convierten en la tónica habitual y se prolongan durante varios meses, la producción agrícola se verá gravemente dañada, amenazando a cientos de millones de personas con la hambruna. En Europa, el centro de España parece encontrarse en las primeras fases de la desertización, mientras que el centro de Europa está devastado por las inundaciones causadas en parte por la colisión del aire frío del norte con el aire excepcionalmente cálido que sube desde el Mediterráneo.
Nada de esto debería ser en absoluto complicado o misterioso. Sin embargo, la incapacidad de nuestras élites de seguridad -y de las élites políticas que se tragan sus «análisis»- para cumplir con su deber fundamental de evaluar objetivamente los riesgos, no se debe a ningún fallo intelectual concreto. Se debe a capas y capas de antigua cultura heredada y a intereses institucionales y económicos inmensamente poderosos.