Nuevo tiempo de asesinatos en Pakistán por Tariq Ali
El intento fallido de asesinar al antiguo primer ministro pakistaní Imran Khan el pasado jueves 3 de noviembre en Wazirabad ha provocado manifestaciones masivas en todo el país. Khan estaba a bordo de su camión electoral participando en la larga marcha hacia Islamabad protagonizada por sus partidarios para exigir elecciones inmediatas.
Las balas le alcanzaron en la pierna. ¿Fueron dos o fueron tres? Este es el objeto de debate en la televisión pakistaní. Otras doce personas resultaron heridas y un padre que intentó proteger a sus tres hijos perdió la vida. La dialéctica de que los líderes derrocados ilegal o constitucionalmente conserven su popularidad pone extremadamente nervioso el ejército paquistaní. Técnicamente, el golpe contra Khan fue legal: perdió una moción de censura en abril. Las triquiñuelas y embustes urdidos entre bastidores saldrán a la luz uno de estos días. El
propio Khan tenía pocas dudas de que la presión estadounidense estaba detrás de su destitución. El Departamento de Estado estadounidense negó rotundamente cualquier implicación en el atentado, aunque no ocultó su irritación por las críticas del «follón» creado en Afganistán efectuadas por Khan, así como su malestar por la abstención de Pakistán en la votación de Naciones Unidas sobre las sanciones impuestas contra Rusia (el nuevo gobierno se abstuvo igualmente en la última votación sobre Ucrania).