Al igual que las algas mutantes y monstruosas que invaden la laguna de Venecia, nuestras pantallas de televisión están pobladas, saturadas, de imágenes y opiniones «degeneradas». Otra especie de alga digna de tener en cuenta, esta vez relacionada con la ecología social, consiste en esta libertad de proliferación concedida a hombres como Donald Trump, que se apoderan de barrios enteros de Nueva York, de Atlantic City, etcétera, para «renovarlos», en cuyo proceso aumentan los alquileres y expulsan de paso a miles de familias pobres, cuya inmensa mayoría se halla condenada a perder su hogar, siendo este caso el equivalente, a nuestros efectos, al de los peces muertos de la ecología medioambiental. (Félix Guattari: Les trois écologies, París, Éditions Galilée, 1989, p. 34.).
En estas líneas, escritas cuando Trump comenzaba a ocupar la escena pública, Guattari predice lo que ahora está más claro que la luz: la desregulación neoliberal permite que algas monstruosas contaminen las  aguas
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