Resignados a una larga guerra por Rafael Poch de Feliu
El conflicto de Ucrania, la demostrada incapacidad de las potencias por resolverlo y su común apuesta por una larga y desastrosa guerra que no parece poder tener vencedores, ofrece a Lula un reto para demostrar su credibilidad a la hora de alcanzar un acuerdo con el respaldo de la verdadera “comunidad internacional” que desde la ONU ha marcado la línea: condena de la invasión rusa y al mismo tiempo oposición a una guerra del hegemonismo occidental que debilite el papel ruso en el equilibrio mundial. Ese debilitamiento tendría consecuencias desastrosas no solo para la potencia nuclear rusa, con los peligros que ello conlleva, sino para todo el sur global en su pulso con el hegemonismo belicista occidental.
Estas son consideraciones que no cuentan en Europa y Estados Unidos, pero que son básicas en América Latina, Asia, África y Oriente Medio. Con una mediación hábil en Ucrania, Lula podría ser el abanderado de los intereses de la mayoría de la población mundial.