Mientras los precios de todo se disparan y el convulso Gobierno de ultraderecha anarcocapitalista de Javier Milei, que no lleva ni un mes en el poder, ve como la Justicia tumba su contrarreforma laboral a las puertas de una huelga general, Argentina vive turbulencias geopolíticas de calado. El pasado 1 de enero, el país debía empezar a formar parte de los BRICS, el bloque económico integrado por las cinco economías emergentes más poderosas del mundo. Una ampliación de cinco a 11 países que finalmente serán 10 tras el rechazo de Milei de no incluir al país austral, una decisión que se materializó con una carta firmada por la titular de Exteriores argentina, Diana Mondino.
En la misiva a finales de diciembre, Mondino pedía “intensificar los lazos bilaterales, en particular el aumento de los flujos de comercio e inversión ” unos lazos que por supuesto “incluyen a Rusia y a China».
La sutil reacción de Beijing al respecto se ha producido a través de un artículo de opinión del editorialista Qian Jiayin en el Global Times, un medio que suele recabar fidedignamente las opiniones del Ejecutivo chino. “El plan de Argentina de no unirse a los BRICS refleja su incierta política exterior y hace que su recuperación económica sea más ardua ” , avisa Jiayin, quien acusa a Milei de “carecer de visión estratégica”. “Para Argentina, unirse a plataformas multilaterales como los BRICS es exactamente lo que necesita para lograr una recuperación económica. Ahora parece que esta oportunidad se le escapa de las manos a Milei, reza el artículo, que hay que leer detenidamente.
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