¿Por qué crece el fascismo?/2 por Boaventura de Sousa Santos
Frenar el avance del fascismo –un imperativo para todos los demócratas– es una tarea política compleja y difícil, sobre todo porque debe llevarse a cabo en varios niveles y en diferentes esferas de la vida social y no sólo en la esfera política. Sin embargo, es posible porque nada está determinado de antemano. La madre de todas las condiciones es que la democracia tenga un contenido material concreto, un impacto positivo en la vida de las clases trabajadoras (individuos, familias y comunidades) que les devuelva la esperanza en la posibilidad de una vida más digna, una sociedad más justa y una mayor igualdad con la naturaleza. Para que esto sea posible, la condición previa a corto plazo es que las políticas sociales públicas se mantengan, diversifiquen, amplíen y articulen con las prácticas de solidaridad, reciprocidad y cuidado que existen en la sociedad y en las comunidades. Sólo así será posible evitar la profundización de las desigualdades y discriminaciones sociales en sociedades cada vez más complejas y culturalmente diversas. Ante la deriva fascista en curso, creo que sólo alianzas amplias y pragmáticas entre las diferentes fuerzas políticas de izquierda pueden garantizar la supervivencia de la democracia a medio plazo.
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